El buen orden del acuario requiere también un aprendizaje

Sobre la disposición y ordenamiento de un acuario se podría hablar indefinidamente. Uno puede, por ejemplo, ajustarse estrictamente a criterios «relacionados con el biotopo», o sencillamente dejarse llevar por la fantasía en busca de la belleza (gusto) y la funcionalidad. En este momento, esta cuestión nos interesa en la medida en que afecta a las mismas plantas. No cabe duda que las plantas son el elemento más importante de la composición. Pero, es necesario saber utilizar correctamente este elemento decorativo, sí no queremos ser víctimas de la decepción desde el primer momento, o pasado algún tiempo.

Una y otra vez nos encontramos con los errores siguientes de plantación y disposición del acuario:
1. El acuariófilo compra sus plantas dejándose llevar en demasía por la vista, es decir, haciendo una valoración espontánea de su aspecto decorativo, sin ver más allá de su estado momentáneo de desarrollo. Esto puede ser desastroso si, por ejemplo, son plantas jóvenes que después, en el acuario, llegan a adquirir un tamaño gigantesco. Por desgracia no siempre se tiene en cuenta la capacidad evolutiva de las plantas. Con todo, no resulta fácil porque a menudo las plantas acuáticas se venden a partir de cultivos de invernadero y después, en las condiciones del acuario, adquieren un aspecto muy distinto, sobre todo en cuanto a la coloración de las hojas.

2. Por lo general, el acuariófilo no se informa sobre las necesidades vitales, tamaño, etc. de una planta hasta después de haberla comprado, cuando ya la tiene instalada en el acuario y se da cuenta de que no quiere crecer.

3. Para la dotación del acuario se compran demasiadas plantas distintas y pocas de una misma especie. Cuantas más especies de aspecto distinto se tengan, tanto más difícil resultará componer un ordenamiento armónico, sobre todo si el acuario es pequeño. De plantas agrupables deberían comprarse desde el primer momento el mayor número posible de ejemplares, con ellos se podrá componer de inmediato un bonito grupo.

4. A menudo se realiza la plantación sin pensar exactamente en lo que puede suceder y sin valorar correctamente el crecimiento que tendrá la planta cuando se desarrolle. Después se hace necesario mudar la ubicación de las plantas, provo cando un trastorno grave en la vitalidad de una planta recién enraizada y retrasando notablemente su desarrollo.

Por descontado que se requiere un poco de fantasía y habilidad, quizá incluso un poco de delicadeza, para componer un acuario. No obstante, si se observan unas pocas reglas elementales, es decir, si se combinan las necesidades vitales con la disposición decorativa y armónica dentro del paisaje subacuático, entonces todo resulta muy fácil. También se requiere un poco de paciencia y dotes de observación para ver si una planta está cómoda en su emplazamiento. Por lo demás, la capacidad de adaptación de nuestras plantas acuáticas es mucho mayor de lo que cabría suponer.

De acuarios modelo, montados por entusiastas experimentados y comercios especializados en zoología, se puede aprender mucho. El mismo diseño del fondo «sin plantas», con terrazas, raíces de árboles, piedras, etc., tiene ya su importancia con vistas a la futura plantación, debiendo planificarse para tal fin.

Es importante que todos los materiales decorativos estén firmemente asentados, que no puedan moverse ni precipitarse sobre los contiguos. Lo mejor es colocar el material directamente sobre el fondo del acuario. En modo alguno se debe edificar sobre arena. Las raíces no sólo tienen que limpiarse escrupulosamente, sino que además se comprobará su fuerza de empuje asccnsional. En caso necesario tendrán que fijarse y lastrarse. No sirve de nada disponer la gravilla del acuario en rampa ascendente desde la luna frontal hacia atrás, si no se procura conservar la diferencia de niveles con terrazas de piedras o de raíces. La vida misma del acuario y los movimientos de los caracoles igualarían en poco tiempo cualquier desnivel.

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