No todas las aguas son iguales

Todos los amantes del acuario conocen este proverbio. Preparar un agua blanda, ligeramente acida, para el acuario ha supuesto un gran esfuerzo para algunos que tienen la desgracia de disponer sólo de agua del grifo dura. ¿Es imprescindible para las plantas tal dispendio? Muchas de las criptocorinas proceden por ejemplo de las mismas zonas de aguas blandas que muchas especies Rasbora. Durante años se ha intentado reproducir con gran empeño las condiciones de agua blanda también para las criptocorinas. Con éxito variable. Muchos acuariófilos nos escriben diciendo que sus criptocorinas crecen bien en agua del grifo con 10°, o incluso hasta con 18° alemanes de dureza (dH). Por descontado que el agua de pocas sales, blanda, acida, es ideal para las criptocorinas, pero ha de tener también un exceso de ácido carbónico libre y de algunos ácidos orgánicos y esto precisamente no es fácil de reconstruir en un acuario (y para los peces no deja de tener sus riesgos). Se actúa con más seguridad cuando se dispone de un agua «más estable», es decir, algo más dura, con una dureza suficiente por carbonatos (p.ej. de 3 a 5° dH) y un contenido consiguientemente alto de ácido carbónico en equilibrio. Es efectivamente el ácido carbónico, o mejor dicho: el dióxido de carbono, el que es absolutamente imprescindible para la vida de las plantas (ver al lado). En cuanto al pH se ha puesto de manifiesto que no debe superar en mucho el punto neutro (pH 7) para cualquier planta, mejor incluso que esté en la zona ligeramente acida. Ha dado buenos resultados una filtración estabilizante a través de turba, con efecto ligeramente endurecedor por carbonatos. Por su escaso efecto tampón, el agua blanda sólo deberá filtrarse momentáneamente y con precaución a través de la turba. En cualquier caso con necesarios los controles continuos del pH (Tetra-Test). Más importantes todavía son las adiciones regulares de agua nueva, a la que se incorporan los productos de purificación apropiados.

El relleno de turba del filtro debería cambiarse con frecuencia. También ha demostrado ser ventajosa la elección de una potencia de transporte grande para el filtro de recirculación, ya que una circulación activa del agua es importante para las plantas. Si la dotación de peces no es excesiva y el filtro es potente, se puede prescindir de la aireación a fondo, ya que ésta puede tener como efecto una expulsión excesiva del ácido carbónico. Pronto se llega a un punto en el que las necesidades de los peces y las de las plantas siguen caminos opuestos, entonces tenemos que dar prioridad a las de los peces del acuario. Una buena circulación evita además las diferencias de temperatura del agua (del suelo del fondo hasta la superficie del agua). Mantener una temperatura óptima resulta aliora fácil para el acuariófilo, gracias a la técnica moderna. No obstante, se presta poca atención, y suele ser la causa del mal crecimiento de las plantas, al hecho de que existe un desfase entre la temperatura del suelo de fondo y la de la superficie del agua. Puede ocurrir que en la superficie haya 25 °C, mientras que en el suelo de fondo, dotado con calefacción convencional, la temperatura baje a 20 °C.

La mayor parte de plantas de acuario prefieren tener aproximadamente las mismas temperaturas, tanto en la raíz como en la parte superior. Mediante el tipo de calefacción de fondo se logra un efecto múltiple excelente, una distribución homogénea del calor en el conjunto del acuario, sin grandes variaciones de temperatura.

Con el calor que aumenta paulatinamente se consigue una suave circulación del agua en el sucio de fondo y con ello una corriente de agua fresca, rica en sustancias nutritivas, baña las raíces y genera un clima sano de fondo.
Otra ventaja de este sistema de calefacción es la seguridad técnica. Puede evitarse un accidente por causa de la electricidad.

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