Jacinto de agua

Eichhomia crassipes
América tropical, propagada actualmente en los trópicos de todo el planeta


El jacinto de agua, con sus pecíolos foliares gruesos y abultados, es una de las plantas más interesantes de la flora flotante. A pesar de que, por su proliferación masiva, dificulta el tráfico marino y la pesca en muchas aguas tropicales y subtropicales, en el acuario se comporta como una planta bastante exigente. Ante todo en lo que se refiere a la iluminación. Las flores, muy decorativas, sólo se desarrollan si disponen de mucha energía luminosa y temperaturas altas. Es aconsejable recurrir a lámparas de alta presión. Son convenientes períodos de iluminación de 11 horas, porque la insolación equivalente a un día largo (más de 12 horas) parece que inhibe la floración. En cambio, en la orilla plana y soleada de un estanque se consigue sobre todo en los últimos días de verano una floración abundante, después de transcurrido el período más caluroso.

En el acuario tendremos que conformarnos con la figura decorativa de la planta. Los jacintos de agua son bien vistos como animación del paisaje del acuario y el carácter singular de su crecimiento dará un impacto extraordinario a la superficie del agua. También es espléndida Ja impresión que, desde abajo, se disfruta de las rafees zambullidas, finas como cabellos. La temperatura puede oscilar en un amplio margen (18-30°C), pero la óptima gira en torno a los 25 °C. En condiciones luminosas propicias, la multiplicación por estolones es muy productiva. Los ejemplares débiles del acuario pueden «recuperar» sus fuerzas durante el verano, cultivándolos en el estanque del jardín. Sobre la Eichbornia azarea.

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