Nenúfares

Especies Nupbar
Diversas especies de zonas templadas; además de la Nupbar lútea, Nuphar japónica y Nuphar sagittifolia.


Los nenúfares cumplen perfectamente el rol de planta solitaria en acuarios grandes. Lo que más aprecia de ellos el acuariófilo no son las hojas flotantes «normales» o las flores, que ya conocemos en los nenúfares de nuestros estanques, sino las hojas sumergidas, suaves y delicadas, de color verde claro brillante, casi redondas o alargadas, en algunos casos ligeramente sagitales, cuya longitud puede alcanzar los 20 cm. Los nenúfares tienen raíces carnosas, muy sensibles. En el momento de comprarlas, conviene examinarlas por si tuvieran zonas podridas. Los nenúfares se plantan en lugar bien iluminado, sobre suelo de granos gruesos, enriquecido con sustancias nutritivas. El rizoma se colocará en una profundidad tal, que la parte superior del mismo pueda sobresalir del suelo de fondo. Aunque proceden de latitudes templadas, los nenúfares se comportan bien en acuarios tropicales y en condiciones propicias se desarrollan dando lugar a ejemplares esplendidos que, como plantas solitarias, confieren al acuario una belleza incomparable.

Es necesaria una profundidad suficiente, dada su tendencia a formar hojas flotantes. Para un crecimiento exuberante, el Nupbar exige además una iluminación intensa. Los focos luminosos con porcentaje alto de rojo reprimen el desarrollo de las hojas flotantes. La Nupbar lútea o nenúfar amarillo y la Nuphar pumila, el nenúfar pequeño, son especies en peligro de extinción en Alemania, es decir, sólo se pueden adquirir ejemplares cultivados y disponibles en el comercio. Se pueden adquirir también en el comercio la Nupbar japónica, que es una especie también fastuosa, de hojas sumergidas, muy variables, desde ligeramente sagitales hasta más o menos en forma de jabalina. Es más rara en el comercio la Nuphar sagitúfolia, de hojas sagitales alargadas.

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